Reconocimiento

Es de ley reconocer la autoría de la escultura que consta como imagen de cabecera de este blog: Se trata de la obra "Mujer en la pira" de la artista Kiki Smith.

Leo Bocanegra



Presentación de la novela “KARNAVAL
Miércoles, 6 de Febrero 2013, a las 20 horas. FUNDACIÓN
CABALLERO BONALD
Presentador: José María Ruiz Vega


        
         Buenas tardes a todos y bienvenidos a este coliseo  de las letras. La Fundación Caballero Bonald, como  ya sabéis, trae como propuesta la presentación del premio Herralde de Novela, otorgado en noviembre del pasado año al escritor malagueño Juan Francisco Ferré por su obra Karnaval. Es un honor para mí hacerlo y agradezco a la Fundación la invitación.


         A veces sucede que suena el teléfono de tu casa y surge la sorpresa: se trata de la llamada de un amigo que, con el pretexto de desearte un feliz año nuevo, te arroja un envite inesperado que te deja sonado unos segundos. Mi amigo Fernando Domínguez, gerente de  esta Fundación, fue el artífice de la llamada y el instigador de que yo esté exactamente aquí. Nos conocemos desde hace más de veinte años, allá en la desaparecida Librería Alternativa, compartiendo trasiegos y encuentros con el mundillo editorial y con los propios autores. Y como antaño, ha podido constatar que todavía me quedan resquicios de temeridad, impropio  en mi edad tardía.


          Sólo aspiro a tener condescendencia por parte de Juan Francisco Ferré, aprovechando estos tiempos de carnavales tan propicios para excesos y licencias. Al público asistente les prometo brevedad y empeño.


         Cuando pregunté a Fernando que de qué escritor se trataba, él, haciendo acopio de su veteranía en estos lances, me habló primero de las excelencias del premio Herralde y luego del autor de la novela, apuntándome las ínfulas transgresoras de su escritura. Esto último me gustó.

         Conocía la noticia por la prensa, pero confieso que de Juan Francisco Ferré sabía poquísimo y por supuesto nada había leído de su obra. Y le dije en un alarde de  arrojo: –Vale Fernando, cuenta conmigo, me tiro al vacío.

         Después de colgar el teléfono noté que el miedo  se me había colado por el cuerpo. ¿Y si la novela Karnaval, con K, no me gustara?, me preguntaba. Tiene guasa presentar a un autor que el único libro que has leído de él resultara un fiasco para ti y encima tuvieras que recomendarlo a un auditorio. ¡Menuda papeleta! Al poco  me serené y descarté estos infundios ya que contaba con un buen aliado, Anagrama, una editorial que me aseguraba que la calidad literaria del libro estaba garantizada. Así que con este salvoconducto me dispuse a pasar las fronteras de Google buscando todas las entradas con  Juan Francisco Ferré. Mis miedos se disiparon cuando vi a Ferré en Youtube disertando sobre Foster Wallace, un autor que me fascina. Este hallazgo , así como su blog y afición al cine, animaron mi tarea. Sólo me  quedaba desvelar su escritura y, en una semana intensa, devoré las entrañas de Karnaval hasta el final de sus quinientas veintinueve páginas.
        
         Y Ahora hablemos del escritor y su obra:

         Juan Francisco Ferré nació en Málaga en 1962, en los 80 se doctoró en Filología Hispánica. Es  profesor-investigador de la Universidad de Brown en Estados Unidos, donde imparte clases de narrativa, cine y literatura. Colabora con artículos en diversos medios, como La Vanguardia y Diario Sur, y también en  revistas literarias como Letras Libres, Quimera, Boca de Sapo o Eñe. Es autor de las antologías El Quijote. Instrucciones de uso, aparecida en 2005  y Mutantes. Anteriormente en el año 2002 publicó la novela La vuelta al mundo, título con el que Ferré emprendería más tarde su blog literario para volcar sus aficiones y aversiones culturales, con especial énfasis en la crítica cinematográfica. En 2003 publica la novela I love you Sade, un ensayo-ficción lleno de ironía y perversiones. También en el año 2005 sale a la luz la novela La fiesta del asno que trata sobre el tema del terrorismo, traducida al francés el año pasado, y a la que Juan Goytisolo le dedica encendidos elogios. De la misma novela dice el escritor Manuel Vilas que “Ferré es un escritor de una moral incompasiva y de una invención cáustica”.
        
         Luego en el año 2006 publicó la colección de ficciones Metamorfosis®. Ferré forma parte de la Generación Nocilla, un término para algunos algo friki y  prefieren denominarla generación Afterpop. Ferré y Fernández Mallo ejercen de hermanos mayores de este movimiento donde la estética responde al exceso de simbolismo de la televisión. Las características literarias de esta generación  se resumen en la fragmentación, la interdisciplina y un rechazo a la literatura convencional. 

         Más tarde, en el año 2009, Juan Francisco Ferré irrumpe en el panorama editorial con una provocadora novela, Providence, finalista del Premio Herralde de Novela que obtuvo una buena acogida crítica, también en su edición francesa. En el 2011 publica Mímesis y Simulacro un ensayo sobre la realidad de la novela desde el Marqués de Sade hasta su admirado David Foster Wallace. El libro, en palabras de Ferré, apuesta por la novela como género mutante y transversal, promiscuo y omnívoro.
        
         Creo que no me dejo nada en el tintero, según mis indagaciones.

         He procurado leer  otro libro del autor, concretamente Metamorfosis, pero me comenta mi librero que la edición está agotada, no obstante ya estoy sumergido en su anterior novela, Providence y en verdad  ya  no me siento tan huérfano.

         Hablemos finalmente de Karnaval, con K:

         La novela Karnaval  me ha encantado. Me gustaría compartir brevemente con ustedes mi experiencia lectora de esta novela, aunque de sus entrañas y proceso creativo el autor nos dirá cosas más interesantes, después de que yo calle.

         Estamos ante un sesudo escritor que no le gusta quitar peso a la novela, ni páginas. Me encanta que el autor juegue conmigo y se extienda, cuando me atrapa su historia. La sensación que tengo después de leer Karnaval es haber asistido a una gran farsa novelesca, provocativa e insolente, que se debate en el tinglado político, económico, cultural y sexual que nos rodea a todos. Ferré ha montado un artefacto donde, la narración y el diálogo interior transcurre por derroteros de documental y crónica, donde un narrador en primera persona  se intercala con otro omnisciente para contarnos esta historia grotesca. Una historia que parte de un escándalo ocurrido en la suite de  un hotel de lujo en Nueva York y que provoca la caída del todo poderoso director del FMI. En las cartas que el protagonista envía a los poderosos de la tierra, Ratzinger, Obama, o Bill Gates, clama ante la pérdida de fe en el sistema neocapitalista y pide su redención. Denuncia con una ironía profunda todas las mascaradas del mundo llena de imaginación y pensamiento crítico. Aparece un coro de voces de pensadores y escritores, como Philip Roth, Houellebecq, Harold Bloom o de la feminista Beatriz Preciado que opinan y reflexionan  sobre el caso Strauss-Khan. En este paréntesis a mitad del libro, Ferré parece dar una tregua al lector en la trama de la historia, pero, al contrario, le aprieta las tuercas con los juicios de sus invitados sobre el malogrado protagonista.
        
         Una novela nada convencional, todo lo contrario, es fresca. Karnaval es un tinglado fragmentario en su creación que nos fabula la crisis, la quiebra democrática y también la indignación. Ferré utiliza la técnica del capítulo corto acudiendo a la fuerza del  título como sorpresa creativa: El infierno de las mujeresLa mirada asesinaEl ángel exterminador, La monja sangrienta... y así hasta sus cuarenta y seis capítulos. Todo un derroche imaginativo de encabezamientos brillantes. Los seis primeros capítulos están construidos en un sólo párrafo, pero Ferré lo sostiene con frases cortas, llenas de intensidad que logran un arranque de la novela  que atrapa y amarra por las cinturas al lector.

         Karnaval es una oportunidad para el que esté harto de tanta literatura comercial. Es una ocasión de apartarse de historietas sin consistencia y novelas policiacas con olor a humedad. Karnaval es un gran acontecimiento literario para leer sin miedo. Una novela irreverente de muchos registros donde la risa inteligente, la libertad de pensamiento y el buen humor están asegurados. Y donde la provocación al lector a participar de la farsa es inevitable. “Los dioses de este mundo mueren cuando la gente deja de creer en ellos o en su poder benéfico”, dice Ferré casi al final del libro.

         Os confieso que tengo el libro lleno de anotaciones y subrayados. Hacía tiempo que no me lo pasaba tan bien con un libro. Karnaval, una novela transgresora y heterodoxa, lo ha conseguido con creces. Eso sí, Karnaval  tiene riesgo para el lector común al asistir a una complejidad creadora que requiere predisposición y Ferré lo sabe y se ayuda del humor y el esperpento como bálsamo. Es una literatura sobreabundante con un discurso poderoso, con ingenio y como dije anteriormente, con humor. Os recomiendo este libro vivamente.

        
         Es maravilloso presentar a alguien a quien apreciamos y conocemos. Siempre es un placer presentar a un autor querido y admirado. Pero como ya confesé al principio, a Juan Francisco Ferré no le conocía y nada sabía de sus libros. Ahora que le acabo de conocer y admirar su obra, esto es sencillamente un regalo impagable. Gracias Juan Francisco, felicidades  por el merecido premio y ya que estamos en tiempos de carnavales, desvélanos por favor algún secreto de tu Karnaval.

         



EL CUADERNO FRANCÉS

( Ramòn Eder)

Editorial Huacanamo


     Hace unos días me zambullí en este pequeño hallazgo literario. La sensación fue de haber nadado en un lago límpido y sereno, pero en soledad. Y aquí resalto las cualidades de este opúsculo de aforismos irresistibles y agudos que Ramón Eder me ha ofrecido en ese cuaderno. Ahora que las nuevas tecnologías nos animan a decir cosas encapsuladas en el formato de lo brevísimo, menos caracteres para que quepan más, Ramón Eder es capaz incluso de costreñir más el pensamiento y la reflexión y dice cosas como:


“Algunos versos son tan malos que resultan inolvidables”.

“La vida es una ficción basada en hechos reales”.

“El ruido es la música de los idiotas”.

“Un vicio solo se puede dejar por otro”.

“El rinoceronte parece un montón de barro cabreado”.

“Nadie es más profundo que su propio abismo”.

“Me gustan las frases que comienzan donde terminan”...



     Y como estos ejemplos hay cientos de perlas y breves líneas maestras que finalizan como colofón, con un epílogo extraordinario, donde Eder traza magistralmente las claves que sustentan al aforismo. Y concluye de la siguiente manera: “El aforismo, cuando es bueno, es el erotismo de la inteligencia”.




Limpieza de sangre



    La boca me sabía amarga, como si hubiera lamido un alambre de cobre; estaba excitado y jadeante. El trecho se me hizo eterno. Cuando alcancé a ver el pórtico de la ermita suspiré varias veces. Encima del campanario se veía un buitre posando sobre la melena de la campana, encorvado como una vieja de luto que espera en la fila del confesionario. Entonces entré a hurtadillas. No había nadie, sólo yo y un silencio largo, de acero frío. Me recliné en uno de los bancos de la capilla central, iluminada por unas mortecinas velas, buscando piedad, y sólo encontré vacío. El padre Langarica apareció tras la puerta de la sacristía. Me vio y se acercó; sacudió cariñosamente los pelos de mi cabeza inclinada y recogida entre mis manos, como dándome ánimos; y me dijo que un buen gudari nunca se amilana, porque al final ganaremos. Me extendió la mano y le entregué el arma; me dijo que al día siguiente estaría a salvo, más allá de la frontera. Pasé la noche durmiendo a rachas, protegiéndome con una manta oscura y pesada en aquel rincón del sótano. El cura volvería a por mí a las seis de la mañana; ni siquiera me dejaría asistir al entierro de Iñakí. 

     Han pasado dos días y mi familia anda loca buscándome para darme la noticia, aunque yo ya me había despedido brutalmente de mi primo en su despacho del Ayuntamiento.


Leo Bocanegra




El Capote


(Nikolái Gógol)
Nórdica-Libros
(Ilustraciones de Noemí Villamuza)


  Una preciosa edición ilustrada de este singular y extraordinario cuento de GógolDostoievski dijo en su día que todos salimos de El Capote de Gógol. Esta feliz y categórica afirmación del autor de Crimen y Castigo nos dice que con este insuperable relato se rompe los esquemas de composición. Hasta entonces los autores creaban mundos de relojería que marcaban acompasadamente la historia narrada. La maestría de Gógol abre puertas cerradas hasta entonces, terrenos a explorar, que luego siguieron además de DostoievskiTolstoiChéjov e incluso Borges.

La obra de Gógol está considerada como precursora de la escuela naturalista hasta ser vista hoy como un claro exponente del surrealismo. La genialidad del escritor ruso no está tanto en sus argumentos o en sus personajes o ideas, sino en su propio estilo.

Más allá del escenario de “El Capote”, el autor de “Las almas muertas” refleja la condición humana y lo absurdo de esa condición. Lo que realmente llama la atención en este excepcional relato no es que Akaki Akákievich aspire a tener un nuevo abrigo, sino que lo absurdo es que su vida le haya conducido a esa máxima aspiración. Nos encontramos con un narrador charlatán y jocoso que utiliza las disgresiones para que el lector avance a duras penas por las rutas de Akaki. Bajo el capote se esconde la vida de un hombre patético, sin vida, un triste funcionario.

En resumen, una maravillosa historia para leer y releer, en una edición muy cuidada, donde su protagonista dejará un precedente literario indeleble que repercutirá en otros extraordinarios personajes posteriores de la literatura universal, como Gegor Samsa o Bartleby, dos descendientes directos de Akaki.

El Capote” es un relato que conmueve sobremanera y cuya composición y ejecución es perfecta.¡Viva Gógol!

***




ÉTICA DE URGENCIA (Fernando Savater)

Editorial Ariel, Barcelona. 1ª edición. Septiembre del 2012, 163 páginas


   En septiembre apareció el nuevo libro de Fernando Savater Ética de Urgencia y tan sólo hace unos días que me lo he zampado de una sentada, como un mantecado de Navidad. Me ha parecido que su publicación era necesaria y oportuna. Savater, con el mismo artefacto que en Ética para Amador, se arma de razones para mantener un diálogo con los jóvenes sobre cuestiones morales. (Quizás lo negativo de la edición haya sido la deficiente impresión del texto. Hacía tiempo que un libro no se descuajaringaba en mis manos tan impunemente, lo que lamento y protesto vivamente). Dice el filósofo que los hombres venimos al mundo dotados de un buen hardware, pero sin programa incorporado, y que lo bueno del asunto es que nos convertimos en nuestros propios programadores. De tal manera que no nos queda más remedio que procurarnos un software que de sentido a las acciones sociales y proyectos que emprendamos. Una metáfora de nueva tecnología que no se distancia en nada de otra más convencional y cargada de elocuencia pedagógica, como le gusta a Savater, que afirma que: “pensar es como ordenar una habitación; tú puedes ordenar de diversas formas tu estancia, pero lo que no puedes es ordenar una habitación vacía. Como siempre, Savater se explica con claridad y a mi me hace despejar incógnitas. Yo pensaba que eso era una característica exclusiva de un buen profesor de matemáticas, pero qué va, la vida es matemática pura, problemas pendientes de resolver y de resultados inciertos. Una tarea extensa, para toda la vida.




Criptograma

      Aquella noche escribí con fruición. Bajo la compañía aromática de mi máquina de café, finalicé un extenso manuscrito. Después de haber saboreado algunos expresos, me recreé en la lectura del escrito hasta el punto que me sorprendí de tanta abundancia desplegada. Leí y releí tantas veces el texto buscando su excelencia que lo abandoné sobre la mesa y me fui cavilando a la ducha. Regresé con otras intenciones y empecé a reescribir el cuento. Al rato, logré reducirlo a la mitad de su extensión sin que mermara su sentido. Lo volví a reescribir y lo acorté a la mitad de la mitad sin que perdiera nada de intensidad. Y otra vez a la mitad de lo anterior. La trama se condensaba y el manuscrito no languidecía. Y así continué una y otra vez hasta alcanzar una elipsis total.

    Cuando contemplé mi obra, todavía susurraban las voces anteriores, pero ¿ y las palabras? Nada; sólo un folio en blanco se sostenía entre mis manos. Entonces me retiré a la cama convencido de que la historia se había ensimismado.






Congreso extraordinario

    Mientras el ponente de la primera jornada se extendía en su disertación, yo miraba, inmóvil como un camaleón, a izquierda y derecha: dos congresistas de cine rozaban mis antebrazos sutilmente. El catedrático trazaba un símil entre las dos grandes heroínas de la novela del diecinueve; yo cruzaba fronteras prohibidas entre aquellas piernas de oscar que lucían mis compañeras de fila. Cuando la conferencia alcanzó el cenit y la audiencia asentía con éxtasis los argumentos melodramáticos del orador, la mano de una de mis excitantes vecinas alcanzó la mía y la posó en la orilla de su sexo. La otra acompañante sentada a mi izquierda, simultáneamente, rasgueaba con la yema de los dedos mi entrepierna. Los asistentes quedaron prendados del arrojo de Ana Karenina y Emma Bovary. El viejo profesor arrancó vivamente los aplausos de un público entregado. En cambio yo, sin discrepar del gozo de la concurrencia, seguía entregado, desde la última fila del salón de acto, a la seducción de Sharon Bellucci y a la voluptuosidad de Monica Stone...A veces te pasan cosas que sólo ocurren en las películas.

Bocanegra

30 de noviembre de 2012

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